05 junio 2014

FELICIDAD, RIQUEZA, JUVENTUD… Y FIN.

En los tiempos invisibles, en los cuales los poetas trataban a los dioses, sabían que el contacto con lo divino es siempre peligroso. Traspasar el portal del silencio interior, también lo es.
La felicidad es una ave migratoria, una mariposa, una nube, un estado de la mente, es el sueño del desasosiego ¾no sé quien lo dijo¾ , no puede encontrarse fuera de uno.
Muchos van en busca de la riqueza, sin saber que es una prostituta sin escrúpulos.
Todos luchamos contra el paso del tiempo -las horas pasan rápidas como carrera de liebre- y tratamos de seducir y burlar al destino sin razón alguna, pues, él no tiene favoritos.
Si despreciamos a los dioses, como el padre de los Centauros, quedamos encadenados a una rueda de castigo por haber intentado luchar contra nuestro destino.
¿Quién no ha pretendido conquistar a la diosa guardiana de las manzanas de la juventud? y si no lo consigue, ¿No se ve recluido en un círculo tenebroso?  
Con la llegada de la aurora de los últimos días, cansados de nadar en el tormentoso mar de la vida, ahogados, nos recogerá en sus brazos, la diosa marina más oscura del océano, y nos llevará al otro lado.
“Los dioses son eternos, pero, para los hombres los días están contados”.

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